El País, 7 de agosto de 2024.
Las últimas elecciones abren una etapa de mayor degradación del proyecto chavista, convertido en un lastre para el progresismo latinoamericano, que nunca lo abrazó, pero tampoco lo criticó.
Desconfianza-entusiasmo-decepción (más o menos silenciosa). La relación de las izquierdas latinoamericanas y la revolución bolivariana pasó por diferentes etapas, al ritmo de las propias dinámicas del país caribeño. El apabullante liderazgo de Hugo Chávez —una maquinaria casi infinita de carisma— proveyó, sin duda, una dosis de inusual energía a una izquierda regional doblemente derrotada: la caída del muro de Berlín no solo afectó a la izquierda tanquista que apoyaba a los regímenes del “socialismo real” —con los tanques soviéticos incluidos—, sino a la izquierda en su conjunto, al tiempo que el neoliberalismo parecía reinar sin contrapesos ideológicos.