La subasta identitaria tiene poco margen en España

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agendapublica.elperiodico.com23 de mayo de 2018


 

La política española amenaza con transformarse en una lonja de pescado
proveniente de las aguas nada frías de las emociones y sentimientos nacionales. Desde
hace semanas, PP y Ciudadanos rivalizan en el nivel de dureza y patriotismo con el que
tratar la cuestión catalana. La presentación de España ciudadana (una reedición de la
plataforma Movimiento Ciudadano que el partido utilizó en 2013 para ampliar el
perímetro electoral del partido) ha dejado la subasta en un punto alto. Los últimos
posicionamientos del PSOE sobre el pensamiento de Quim Torra parecen ser un intento
de sumarse a la puja. ¿Esta subasta de la hegemonía nacional es el hilo narrativo que
nos espera de aquí al ciclo electoral de 2019 que abrirán las elecciones andaluzas? ¿Con
qué consecuencias?

Que los partidos compitan por ofrecer sus propuestas a los electores es el
principio básico de la lógica electoral en las democracias representativas. Suelen
hacerlo tratando de diferenciarse los unos de los otros, pero en ocasiones buscan lo
contrario: demostrar quién es el más genuino defensor de una causa para robarle la
bandera a los adversarios, a riesgo de parecer todos iguales. Es la técnica que el
estratega Dick Morris denominó ‘triangulación’Juan Rodríguez Teruel y Astrid Barrio
(aplicándola en la campaña de Bill Clinton de 1992) y que compartía las intuiciones de
la ‘tercera vía’ con la que Anthony Giddens inspiró a Tony Blair y buena parte de la
socialdemocracia de finales los 1990s en la lucha por hacerse con el centro ideológico.

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