EOM, 16 de septiembre de 2025.
El Estado israelí es un modelo para la ultraderecha y un socio para muchos países. Es un proyecto etnonacionalista, exporta tecnologías de vigilancia probadas contra los palestinos y gestiona recursos básicos con una lógica de exclusión. Sus lazos comerciales y diplomáticos explican la inacción internacional contra el genocidio en Gaza.
Israel no es sólo un Estado. Tampoco es sólo un Estado en guerra permanente que ocupa Cisjordania y comete un genocidio en la Franja de Gaza. Es, además, un modelo político-tecnológico para la ultraderecha internacional: Israel es una referencia de cómo blindar las fronteras, de un régimen de opresión continuo, de transformar la seguridad y el territorio en una arquitectura de poder, y de normalizar la violación de los derechos humanos y del derecho internacional. Lo miran con interés líderes como Narendra Modi, Víktor Orbán o Donald Trump; lo imita Frontex en Europa; lo estudian empresas tecnológicas como una fuente de datos, productos y narrativas, y lo admiran en partidos o grupos de ultraderecha.