El País, 22 de abril de 2022.
Es necesario establecer una nueva relación entre lo urbano y lo rural que pase por la creación de condiciones que frenen la despoblación, afiancen una economía sostenible, articulen nuevas comunidades y garanticen el acceso a la tecnología.
El campo español está en llamas. La campaña electoral de Castilla y León, la crisis energética agravada por la guerra en Ucrania o los efectos de la huelga del transporte han traído a las calles de nuestras ciudades el grito de socorro de un mundo que ve colapsar su modo de vida. Un grito que pide soluciones urgentes a problemas inmediatos como la escalada de costes pero que, también, obliga a poner en primer plano retos estructurales que, de no abordarse, nos dejarán instalados en el “pan para hoy y hambre para mañana”.