Amin Maalouf
“Con paz se podría presionar a Irán”
Entrevista realizada por Marcel Llevat (ADN, 2 de noviembre de 2009)
Amin Maalouf (Beirut, 1949) sostiene que hay éxitos históricos que pueden acabar desembocando en fracasos. "Tras la caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría hemos pasado de las divisiones ideológicas a las identitarias", apunta este intelectual que reparte sus raíces entre Occidente y el mundo árabe. En su último libro, El desajuste del mundo (Alianza/La Campana), apuesta por los valores universales y la diversidad cultural ante "el agotamiento de los actuales modelos sociales" que marca este convulso inicio de siglo.
Usted afirma que vamos hacia una civilización común.
Por primera vez en la historia, y gracias a tecnologías como internet, asistimos al inicio de un fenómeno en que hay una suma de conocimientos que vienen de todas partes y tienden a volverse comunes. Mi preocupación es que en esta amplia cultura todos tengamos elementos en los que reconocernos. Que nadie se sienta extraño. No es algo sencillo, pero la red demuestra que una cultura dinámica, aunque sea minoritaria, puede tener su sitio.
¿Cuál es el mayor riesgo de una sociedad fraccionada en comunidades?
La diversidad es a la vez fuente de riqueza y de tensiones. Si se gestiona de forma inteligente, la cultura calma las tensiones, pero si la diversidad se organiza de un modo caótico, aumentan. No debemos pensar en términos de comunidades sino de personas. Encerrar ala gente en comunidades no es bueno para la sociedad de acogida ni para los inmigrantes.
¿Y qué papel cree que debe jugar la religión?
Mi deseo es que su papel identitario sea mínimo, limitado. Hoy en día ocupa un lugar importante e incluso sustituye la pertenencia nacional. Debe haber un lugar para las tradiciones religiosas que representan una parte de la historia y han desarrollado un papel en la civilización en general. Y en la vida es importante una dimensión espiritual, pero ésta no debe ocupar un lugar tiránico.
Afirma que el mundo árabe-musulmán se siente hoy humillado. ¿Qué podría remediar esta situación?
Es importante considerar la necesidad de la dignidad cultural, que, por ejemplo, un inmigrante no tenga la sensación de que su cultura es ignorada o menospreciada en el país en que se integra. Cuando eso ocurre, se crea un sentimiento destructivo. Y un elemento fundamental sería resolver una serie de problemas como el arabeisraelí, para evitar que sea una raíz de conflictos infinitos.
Usted elogió el discurso de Obama en El Cairo pero ha criticado cierta inactividad desde entonces...
Creo que fue un discurso excelente, con una buena definición del problema de Oriente Próximo, e incluso de las soluciones. Esperaba que en seguida pondría sobre la mesa un proyecto para resolver el conflicto basado en la solución de los dos Estados que tomara en cuenta a todas las partes. Pero han pasado meses y no hay nada concreto, y temo que se haya dejado pasar el momento.
¿Y a qué lo atribuye?
Obama no ha considerado prioritario lanzar ahora ese plan por miedo a suscitar reacciones que puedan afectar a su reforma sanitaria. Es un cálculo equivocado, porque si no se soluciona el conflicto de Oriente Próximo no habrá reconciliación con el mundo árabe ni se resolverán los problemas de Afganistán, Irak e Irán.
¿Ve usted una amenaza en el programa nuclear iraní?
Es un tema más simbólico que real, pero que puede volverse grave, sobre todo si no hay paz en Oriente Próximo. Con paz se podría presionar a Irán, pero sin ella es muy difícil que EE UU se enfrente a Teherán, porque el mundo musulmán, como en Afganistán, se pondría en su contra. El mundo islámico desconfía de EE UU; hay una hostilidad haga lo que haga.
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