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Kevin P. Gallagher El tratado de libre comercio de Américadel Norte y ecología en México Programa de las Américas (Silver City, NM: Interhemispheric Resource Center, 17 de septiembre de 2004). www.americaspolicy.org Los promotores del TLCAN sostenían que el acuerdo mejoraría automáticamente las condiciones ambientales en México. Los opositores afirmaban lo contrario. ¿Qué ha pasado después de 10 años? Durante las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los promotores del mismo argumentaban que el libre comercio traería mejoras automáticas en las condiciones ambientales de un país como México. Los opositores señalaban que el ambiente empeoraría automáticamente porque México tenía estándares más bajos que atraerían empresas contaminantes de Estados Unidos. El efecto sería que México serviría como paraíso contaminante para la industria de aquel país. ¿Qué ha pasado luego de 10 años? Aquellos que defendían el librecambio partían de una generalización de la llamada hipótesis de la curva ambiental de Kuznetz (CAK). Esta se deriva de la curva de Kuznetz original, que indica que la desigualdad social en un país aumenta primero y luego disminuye, en la medida en que el ingreso per cápita crece en el curso del tiempo. Estudios elaborados al inicio de la década de 1990 mostraban una relación similar entre la degradación ambiental y los niveles de ingreso; aquélla podía aumentar rápidamente en las etapas iniciales del desarrollo económico, pero con el aumento del ingreso per cápita, luego de cierto "punto de inflexión", parecía reducir gradualmente el daño ambiental. Los economistas suponían que el mejoramiento ambiental luego del punto de inflexión ocurría por tres razones: por los efectos de escala, un mayor crecimiento se asocia con mayor contaminación, pero estos efectos de escala pueden contenerse por los llamados efectos de composición y de técnica; los primeros ocurren cuando las economías se mueven a la producción de servicios y los segundos cuando el aumento del ingreso lleva a una mayor consideración por el ambiente y a políticas más severas de control. Los primeros estudios sobre la CAK sugerían que el punto de inflexión en el que una economía empezaba a ser menos intensiva en contaminación era cuando alcanzaba un ingreso de 5 mil dólares per cápita. Esto llevaba a una prescripción de política que decía que la ecología puede esperar, ya que el crecimiento económico propiciará eventualmente (y de modo natural) un mejoramiento. Estudios recientes han cuestionado tanto las propuestas específicas como las generalizaciones derivadas de la CAK. México alcanzó los 5 mil dólares de ingreso per cápita (medidos conforme al poder de paridad de compra del peso y el dólar) alrededor de 1985. Es importante decir que esto fue cuando empezó la apertura comercial. Los datos indican que los aumentos subsecuentes del ingreso han sido menores y que la degradación ambiental ha sido grande. Las cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) muestran cómo esa degradación ha sido mayor que los beneficios del crecimiento por la vía de las exportaciones. Desde 1985 los ingresos reales (descontada la inflación) han aumentado sólo 2.5% al año y menos de 1% per cápita. De acuerdo con el INEGI, los problemas ambientales han empeorado desde que se inició la liberalización económica. Aunque se alcanzaron niveles de ingreso por encima de lo predicho por el punto de inflexión de la CAK, los grados de erosión de los suelos rurales subieron 89%; los desechos sólidos municipales 108%; la contaminación urbana del aire 97%, y del agua 29% entre 1985 y 1999. Los resultados han sido costosos para las perspectivas mexicanas de desarrollo. El INEGI estima el costo financiero de la degradación ambiental en 10% del PIB entre 1988 y 1999, un promedio anual de 36 mil millones de dólares en daños (47 millones de dólares sólo en 1999). Este costo debe ponerse frente al crecimiento productivo, que tuvo una tasa anual promedio de 2.5 por ciento o 14 mil millones de dólares por año. ¿Se degrada el ambiente porque México es un paraíso para industrias altamente contaminantes? Una serie de estudios analiza la medida en que la actividad económica de industrias intensivas en contaminantes se expandió hacia México antes y después de la entrada en vigor del TLCAN. Lo que han encontrado estos estudios, sin embargo, es que la cantidad de industrias sucias creció en Estados Unidos más que en México. México es un país abundante en mano de obra poco calificada que se emplea en plantas de manufacturas de ensamblaje. En promedio, esos procesos de producción son menos intensivos en contaminantes que los que dependen más del capital, como el cemento, la pulpa y el papel o la industria metálica. Estos últimos sectores tienden a contraerse en México desde la apertura comercial. En términos de costos, aún tratándose de costos marginales, los asociados con la contaminación son demasiado bajos como para entrar de modo significativo en las decisiones de localización de las empresas. Además, la mayoría de las empresas altamente contaminantes son muy grandes y de organización compleja, lo que hace difícil cambiar de ubicación y alejarse de sus mercados. Aunque se ha demostrado que la mayor parte de las firmas que se trasladan a México no lo hacen por los bajos estándares ambientales, eso no implica que cuando se desplazan a este país se comporten como modelo de prácticas ambientales. En efecto, el Banco Mundial desarrolló un sondeo con 200 empresas en México y encontró que, al contrario de lo que se suponía, las firmas extranjeras no eran más proclives que las nacionales a cumplir con las leyes ambientales. Se requieren instituciones fuertes Lecciones ambientales del TLCAN |
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