Fundación Carolina, 25 de enero de 2023.
La caída y detención exprés de Pedro Castillo —luego de su intento de disolver el Congreso y “reorganizar” la Corte Constitucional, el Ministerio Público (Fiscalía) y la Corte Suprema de Justicia— ha dado lugar a una ola de protestas con epicentro en el sur del país pero que se ha ido extendiendo al resto del territorio peruano. En la base de este movimiento hay un elemento de “economía moral” muy fuerte: la sensación de que el Congreso —con 9% de apoyo social— al final se salió con la suya: echó a Castillo pero los desprestigiados diputados “se quedaron todos” y se niegan a adelantar las elecciones para 2023.