elcanoblog, 19 de octubre de 2018.
Puede ser que últimamente las encuestas no estén muy acertadas, pero es difícil que se
equivoquen demasiado en lo referente a la segunda vuelta de la elección presidencial
brasileña. A medida que se van conociendo nuevos estudios de opinión, la distancia
entre el candidato favorito, Jair Messias Bolsonaro, y el segundo posicionado,
Fernando Haddad va en aumento y no sería descartable un desenlace del 60 a 40 a
favor del primero.
No solo eso. Unas jornadas después de celebrada la primera vuelta y a medida que
numerosos políticos de los partidos tradicionales, los grandes derrotados del 7 de
septiembre, se iban posicionando a favor de Bolsonaro o tomaban distancia de Haddad,
haciendo imposible formar un frente democrático que le permitiera una remontada, se
invertían los índices de rechazo. El fuerte sentimiento anti-PT (Partido de los
Trabajadores), muy extendido entre vastos sectores de la sociedad brasileña está
mostrando su impronta y es uno de los principales legados de la gestión prolongada de
los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff. Es por eso que hoy es
Haddad quien más rechazo cosecha, lo que implica que la oposición de ciertos sectores
políticos y sociales hacia el exmilitar se ha ido atenuando.