Público, 19 de junio de 2023.
El periodista Giovanni Bellu escribió en 2004 un libro estremecedor en el que rememoraba el mayor naufragio de la historia de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, ocurrido el 25 de diciembre de 1996 frente a las costas de Portopalo, en Sicilia, donde se hundieron entre las olas 283 migrantes procedentes de Sri Lanka y Pakistán. Silenciado por los medios de comunicación, despachado con indiferencia por el gobierno, Bellu reconstruyó este viaje trágico a partir del carnet de identidad de una de las víctimas, hallado por un pescador siciliano; pero reconstruyó asimismo las dificultades de su investigación, enfrentada una y otra vez al negacionismo y la agresividad de los habitantes de Portopalo, muchos de ellos dedicados a la pesca y acostumbrados, desde hacía años, a encontrar en sus redes restos indumentarios u orgánicos de los náufragos. ¿Qué hacían con ellos? ¿Los recogían y eventualmente les daban sepultura? No, los devolvían al mar y guardaban silencio, apoyados por don Calogero, el párroco de la localidad, que entendía muy bien las tensiones laborales y morales de los pescadores y los absolvía de sus pecados. Utilicé esta terrible historia en el prólogo de mi Capitalismo y nihilismo (2007) para justificar el título: «Una economía que produce cadáveres», escribía yo, «y una sociedad que los devuelve ininterrumpidamente al mar».