El País, 8 de marzo de 2024.
Había una vez un cuento que decía que unos hombres libres, independientes, autónomos, autosuficientes, unos hombres que no necesitaban a nadie y que podían vivir tan solitarios como Robinson Crusoe, pactaron un día crear nuestra sociedad. ¿Qué tipo de mundo común pusieron en marcha aquellos fundadores? No debería extrañarnos mucho que fuera un mundo en el que tanto los héroes como los perdedores son “hombres hechos a sí mismos”, unos merecedores de su propio éxito, otros culpables de su propio fracaso. ¿Dónde estaría la sorpresa? Al fin y al cabo el cuento nos dice que nuestras “sociedades libres” las pusieron en pie unos hombres que ya eran libres antes de crear nuestra sociedad, es decir, que eran precisamente libres por no necesitar a los demás. La ideología neoliberal requiere de individuos absueltos de todo vínculo y es precisamente esa negación de nuestra interdependencia la que encubre y legitima un orden social en el que estamos expuestos a formas extremas y violentas de desigualdad.