Galde, nº 28, primavera de 2020.
No es fácil escribir la reseña del libro de un amigo. Resulta más difícil todavía escribir esa
reseña cuando ese amigo se ha ido para siempre. Y no me refiero al peligro de tender hacia
el elogio o la alabanza excesiva, abundando en esa costumbre tan extendida de beatificar
hasta el sin sentido a personas cuyo fallecimiento parece haber borrado todos los
claroscuros de su biografía. No, en este caso el problema es muy distinto. Se trata del trance
doloroso que supone el torrente de recuerdos que la lectura del libro, primero, y el escribir
la re- seña, después, despiertan. Recuerdos de momentos compartidos, de lecturas
comentadas, de charlas interminables, de largas conversaciones telefónicas cuando el
Atlántico nos separaba. Juan Álvarez Cienfuegos murió de cáncer de pulmón en enero de
2019, tras año y medio de combate contra la enfermedad. Él mismo nos brinda un
sobrecogedor relato, por su lucidez y serenidad, de ese periodo en las páginas que abren el
libro «El último escrito: Palabras finales» (pp. 9-12), que corresponden a las páginas finales
de su último escrito académico, el artículo «De las formas del aburrimiento al aburrimiento
como resistencia».