El viejo cañón, en república.com, 14 de febrero de 2019.
Entre los antecedentes dieciochescos del proceso independentista de las colonias
españolas en América, en el que luego brillaría con luz propia “El Libertador” Simón
Bolívar, figura el llamado “movimiento de los Comuneros” que se alzó en armas en el
Virreinato de Nueva Granada.
No era un alzamiento indígena en exclusiva -escribe J. Ignacio Lacasta en su “Simón
Bolívar”, Ed. Pamiela, 2018, de donde extraigo los datos de este comentario- porque
incorporaba a pequeños propietarios y esclavos negros. Cerca de Bogotá se concentraron
unos20.000 sublevados que al grito de “¡Unión delos oprimidos contra los opresores!”
llegaron a poner en peligro a las autoridades españolas.
Ante el riesgo de que la capital cayera en manos de los sublevados, se firmaron unas
Capitulaciones que desactivaron la rebelión porque satisfacían muchas de las más que
razonables peticiones de los insurrectos.