elDiario.es, 16 de enero de 2024.
No es ninguna novedad: el feminismo siempre fue interesadamente retratado como un movimiento que odia a los hombres. Ahora, extrema derecha y ‘streamers’ explotan un relato en el que los hombres son las nuevas víctimas y que conecta con el malestar o el desconcierto de muchos.
“Los hombres blancos son los beneficiarios del más poderoso sistema de discriminación positiva jamás conocido: la ‘historia mundial’. En ella, los hombres blancos han jugado con cartas tan marcadas, que al resto de personas casi les estaba vedado entrar en liza. Para cuando estas últimas empezaron a jugar, la competición estaba tan desnivelada que los hombres blancos les sacaban una enorme ventaja –y, por si fuera poco, se veían obligados a competir lastrados–. Tal vez la mera idea de competir de tú a tú, en igualdad de condiciones, resulte demasiado aterradora para un género que basa toda su identidad en asegurarse de ganar todas y cada una de las veces”. No es un comentario a la encuesta sobre igualdad del CIS, sino un extracto de Hombres (blancos) cabreados (Barlin Libros), el libro del sociólogo estadounidense Michel Kimmel que allá por 2015 trazó un panorama de la crisis contemporánea de la masculinidad que en muchos aspectos ha resultado premonitorio.