elDiario.es, 27 de diciembre de 2020.
En 1978 no se abordó el problema de la identidad común por
diferentes razones, pero es imposible crear un espacio federal y
solidario sin la construcción de una serie de “cosas blandas” que
nos puedan unir a todos, y no solo a catalanes y vascos entre sí
como equivocadamente sostuvo Azaña con toda su buena voluntad.
El procés se ha estrellado, pero ha generado una dinámica de largo recorrido que obliga
a pensar en antes y después. Solo es posible orientarse en ella comprendiendo las
lógicas diferenciadas que alimentan lo nacional/identitario y el eje izquierda-derecha.
Los independentistas de izquierdas consideran que es posible fundir ambas en una sola a
pesar de su incompatibilidad. Su concepción de la solidaridad, que sin duda existe, está
y estará siempre subordinada a la lógica nacional del “demos” que pretenden construir:
solidaridad quizás, pero solo con los “nuestros” y necesariamente frente a los “no
nuestros”, en esencia la misma lógica que la de “America first”: Cataluña first, Galicia
first, Euskadi first.