Galde, Verano de 2022.
El auge de GKS en la juventud de tradición rupturista complica la apuesta de EH Bildu por un ‘frente amplio’ y rompe los esquemas de un discurso electoral de escaso voltaje ideológico.
El choque registrado en la úiltimas semanas entre Alderdi Zaharreko Gazte Asanblada y Gazte Abertzale Sozialistak deja al descubierto una marejada de fondo que se ha ido gestando en los últimos años. Una colisión inédita, que ha estallado en la cara a EH Bildu y a Sortu en un momento aparentemente dulce para su estrategia política de apertura a nuevos sectores sociales y políticos, que tiene su primer objetivo en las elecciones municipales y forales de 2023 y que se plantea como horizonte la constitución de una nueva mayoría desde la izquierda soberanista a la tradicional hegemonía del PNV. Las pretensiones desde EH Bildu de rebajar el voltaje ideológico a la dinámica electoral han saltado por los aires.