Frontex: el controlador descontrolado

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El País, 30 de junio de 2021.

 

Opaca, vulnerable a intereses comerciales y cuestionada por sus negligencias humanitarias, la agencia europea de fronteras se ha convertido en un símbolo de todo lo que debe cambiar en la política migratoria de la UE.

 

De todas las criaturas institucionales que han ido saliendo del laboratorio de las políticas migratorias de la Unión Europea (UE), la que mejor define la deriva del proceso es Frontex. La Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, por su denominación formal, empezó a operar en 2005 con apenas 50 empleados, seis millones de euros y un mandato limitado a intervenciones técnicas y análisis de riesgos. Unos 15 años después, ha multiplicado por 77 su presupuesto y por 24 su número de empleados, en una tendencia presupuestaria y política expansiva que continuará en los próximos años con el reclutamiento, despliegue y equipamiento (armas incluidas) de 10.000 guardias fronterizos.

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