nuevatribuna, 13 de octubre de 2020.
Durante la primera ola de contagios, finalizada de forma desordenada el pasado mes de junio, 27.000 personas murieron en España por coronavirus, 125.000 tuvieron que ser hospitalizadas y la actividad económica sufrió un hundimiento sin parangón. Fue el inevitable precio a pagar por la irrupción de lo inesperado en nuestras vidas y por las políticas de austeridad y recortes aplicadas a partir de 2010 que debilitaron sustancialmente el sistema nacional de salud pública y no dejaron otra alternativa para salvar vidas que un estricto y prolongado confinamiento. Tras lograr controlar la epidemia, la insuficiencia de las medidas de fortalecimiento de la sanidad pública para situarlo a la altura de los enormes riesgos existentes dio lugar a un lánguido rebote de la actividad económica y a una nueva ola de contagios que ha acabado de desdibujar y alejar el horizonte de la reactivación económica. La salida de la inédita recesión sufrida por la economía española en el primer semestre de 2020 se retrasa.