La fatiga de los partidos

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nuevarevista, 22 de abril de 2020.

 

Digitalizados, diversificados, ¿democratizados? ¿Cómo se están
adaptando los partidos políticos al cambio? Los resultados no son siempre
los esperados.

 

La inestabilidad de las democracias consolidadas, como la española, tiene diversas
explicaciones, pero en todas ellas aparece un elemento común: el debilitamiento de los
partidos y sus limitaciones para representar a unos electores cada vez más
heterogéneos y polarizados. A menudo, los partidos son vistos como los responsables, por
acción u omisión, de las tensiones y bloqueos políticos del momento, cuando no como el
chivo expiatorio del malestar que sufren los ciudadanos ante la incertidumbre generada por
la gran crisis económica y otros fenómenos paralelos de cambio general. Tras el fracaso de
la formación de Gobierno, los españoles los consideraban el segundo gran problema de
España (45,3%), solo por detrás del paro (60%), según el Barómetro del CIS de septiembre
de 2019. Se trata de niveles de crítica a los partidos sin apenas precedentes desde el inicio
del período democrático. La situación no es muy distinta en otros países: en 2013 la
confianza en los partidos políticos apenas alcanzaba el 20% de media general en los países
de la OCDE, más de diez puntos por debajo de la que los ciudadanos tenían depositada en
sus gobiernos.

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