eldiario.es, 26 diciembre 2017
Las pasadas elecciones en Cataluña avanzan un paso más en la competición polarizada sobre el eje de la identidad. La primera consecuencia es que la izquierda queda descartada para el gobierno.
La candidata de Ciutadans, Inés Arrimadas, ha votado sobre las 12:30 h en el colegio Ausias March del barrio de Les Corts junto a su marido, el exdiputado de CiU Xavier Cima.
Cuando se mira solo la evolución del voto independentista parece que el proceso soberanista catalán está llamado a tener más consecuencias en las cenas de Navidad que en las elecciones. Sin embargo, la polarización social que tantos dicen percibir sí deja un rastro claro en la evolución del voto no independentista.
A medida que el eje nacionalista ha ido supliendo al eje izquierda-derecha como base de la competición electoral, los partidos más anti-nacionalistas catalanes (que son, además, los partidos más a la derecha con respecto a la media de Cataluña) han ido creciendo, impulsados por Ciudadanos, a expensas, en distinta medida, de casi todos los demás. La principal conclusión cualitativa es que hoy, por fin, es imposible un gobierno de izquierdas, ni aunque se intentara recomponer ese eje. Y ese es el resultado más llamativo de las elecciones catalanas, me parece a mí.
Cuando algunos políticos (catalanistas) intentan desdeñar el ascenso de Ciudadanos como una simple reorganización “de la derecha” deberíamos re-preguntar. Lo que se está reorganizando es el no nacionalismo, con un refuerzo del polo más unionista, contra-nacionalista, nacionalista español o como se prefiera denominar… y, como consecuencia, se está reforzando el lado derecho del eje tradicional de la ideología. (Todas esas etiquetas pueden ser legítimas, ninguna es del todo adecuada; no hablo ya de las etiquetas despectivas al uso, empleadas por los más nacionalistas catalanes, al menos en la conversación de las redes sociales, precisamente cuando entienden que esto no es una reorganización de la derecha).
Gráfico 1. Evolución del voto, agrupado, en las últimas elecciones al Parlamento de Cataluña.
Observemos a los electorados con más detalle. Los datos que vamos a ver son pre-electorales, y haríamos bien en esperar tener datos de encuestas post-electorales, pero la curiosidad nos puede y estos todavía tardarán bastante en llegar. Con la encuesta del CIS, cuyos microdatos se liberaron hace pocos días, podemos situar a los votantes potenciales de los partidos que han obtenido representación en las elecciones al Parlamento de Cataluña. (No son necesariamente votos realizados, atenderemos los que se declaran votantes seguros y los que se declaran próximos).
Entre los partidos con electores nacionalistas (más nacionalistas, en promedio, que el ciudadano medio de Cataluña) se es más nacionalista cuanto más a la derecha. Entre los partidos con votantes menos nacionalistas que el promedio catalán, sucede lo contrario: más a la izquierda hay más catalanismo.
Una conclusión visual es esta, el partido más votado el Cataluña tiene el electorado que más se inclina hacia el polo no nacionalista catalán, el segundo partido con más votos tiene a los electores más escorados hacia el polo nacionalista catalán. Al mismo tiempo, ambos partidos son relativamente moderados en el eje ideológico: el promedio de sus votantes se encuentran entre el centro y el centro-derecha.
Gráfico 2. Posición media de los electores (potenciales) de los partidos en los ejes de izquierda/derecha y más/menos nacionalista catalán.
Los valores de la escala se han tipificado para no distraernos con los valores absolutos (que en Cataluña son peculiares, siendo la persona media que responde a esta encuesta una persona muy de izquierdas).
La comparación entre la escala de ideología nacionalista y la escala de preferencias territoriales (donde un polo es el estado unitario y el otro el derecho a la independencia) revela un contraste para los “Comunes”: estos son menos nacionalistas que la media de Cataluña, pero están más a favor de mayor autogobierno que la media de Cataluña. Los partidos más nacionalistas tienen prácticamente las mismas preferencias territoriales y por eso es justo llamarlos independentistas como identificador principal.
Gráfico 3. Posición media de los electores (potenciales) de los partidos en los ejes de izquierda/derecha y preferencias por la organización territorial del Estado.
La identidad se segmenta claramente por partidos. Los partidos más alejados del nacionalismo catalán tienen un electorado muy homogéneo en cuanto a su identidad “hispano-catalana”.
Gráfico 4. Identidad catalana o española entre los votantes de los partidos. (Se agregan los “tan catalanes como españoles” con los “más bien españoles” y “solo españoles”, que son bastante minoritarios).
La segmentación social es menor en aquello que es un atributo (más o menos) objetivo, como es la lengua. Esto siempre es una buena noticia, especialmente si tenemos en cuenta que, con independencia de la primera lengua de cada cual, la competencia lingüística de casi todos los catalanes en ambos idiomas es (comparativamente) extraordinaria (ver aquí).
Gráfico 5. Lengua “materna” entre los votantes de los partidos.
Por último este gráfico reitera la observación previa a propósito de la indentificación con la ideología nacionalista, pero usando una respuesta que invita a la disyuntiva en lugar de una escala gradual. Ciudadanos, como el PP, son partidos que claramente representan a votantes no-nacionalistas catalanes. El nacionalismo catalán está representado en el independentismo, con cierta ventaja para la lista de Puigdemont.
Gráfico 6. ¿Se considera usted nacionalista catalán? Respuesta de los votantes.
Así pues, parece que tenemos brecha.