Las guerras culturales de la ultraderecha

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Galde, 42, Otoño de 2023.

 

I.- VUELVE LA CENSURA. Quizá nunca desapareció del todo, pero la irrupción de Vox en gobiernos autonómicos y municipales ha sido estruendosa. En dos meses de programación cultural, y sin ser exhaustivos, caen de la cartelera teatral, «por razones presupuestarias», Orlando de Virginia Woolf, El mar, historia de un maestro republicano fusilado por el franquismo, o La infamia, donde la periodista Lydia Cacho narra su secuestro en México por investigar los vínculos entre redes mafiosas de pederastia y corrupción política. La inquina censora va de lo intolerable a lo ridículo pasando por lo incomprensible: suspenden (y luego rectifican) una reescritura de Romeo y Julieta de Shakespeare, retiran de las calles los bancos pintados de arco iris en Galapagar, expurgan en la biblioteca de Burriana revistas editadas en valenciano, en un pueblo de Cantabria no se proyecta la película infantil de animación Lightyear porque dos mujeres se besan y la manida acusación al cine español de ser un sector parasitario entra en la campaña electoral de la mano de Vox. Si ampliamos el foco, los ultraderechistas anuncian medidas y cambios legislativos contra los derechos LGTBI, las políticas medio-ambientales, la protección de las mujeres frente a la violencia machista, la inmigración ilegal, la Ley de Memoria Democrática, el feminismo en general, y demás males que, en su opinión, están destruyendo la nación española.

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