Blog del autor, 16 de abril de 2022.
La primera y más obvia lección que podemos sacar de la confiscación de los bienes de los oligarcas rusos es que la Rusia anterior al 24 de febrero no era una oligarquía, como muchos creían, sino una autocracia autoritaria. En lugar de ser gobernado por unos pocos ricos, fue gobernado por una sola persona. Para llegar a esta conclusión (bastante obvia), debemos volver a la justificación inicial dada para la amenaza de incautación de activos. Cuando el gobierno de Estados Unidos habló de la incautación de los bienes de los oligarcas, fue antes de la guerra y con la expectativa de que los oligarcas, ante la posibilidad de perder la mayor parte de su dinero, presionarían a Putin para que no invadiera Ucrania. Podemos asumir que el 99%, o quizás todos, los oligarcas atacados (e incluso aquellos que temían ser atacados) se dieron cuenta de lo que estaba en juego y debían estar en contra de la guerra. Pero su influencia fue, como sabemos, nula. Irónicamente, perdieron sus activos porque no eran poderosos.