Diciembre de 2018.
Han transcurrido ya 43 años desde que Marruecos expulsara a España del Sáhara Occidental
y la sustituyese, a sangre y fuego, en su papel de potencia colonial y país ocupante. Esta
maniobra fue llevada a cabo con el asesoramiento estratégico y el visto bueno de Henry Kissinger,
ex secretario de Estado de Estados Unidos, y se instrumentó mediante la tristemente célebre
Marcha Verde, con la que el rey de Marruecos, Hassan II, empujó a 350.000 súbditos civiles
sobre la frontera noroeste del Sáhara Español (noviembre de 1975). Días antes, y sin publicidad
alguna, tropas militares marroquíes penetraban en el territorio saharaui por la frontera noreste.[1]