El Mostrador (Santiago de Chile), 2 de noviembre de 2019.
En esta situación, las invitaciones a la normalidad que escuchamos en
estos días no se hacen cargo del cambio perceptivo, reflexivo y
práctico que ha implicado la movilización ciudadana, puesto que no
consideran que retrotraer las cosas al estado en que se encontraban
semanas atrás implicaría una suerte de ceguera voluntaria, ya que
volver a la normalidad, sin efectuar los cambios sustantivos que la
ciudadanía ha pedido con elocuencia, no es otra cosa que una
invitación a volver a la anestesia.
En un hermoso texto incluido en su libro “Especies de espacios”, George Perec, el escritor
francés cuya biografía quedó marcada por la pérdida de sus padres en la Segunda Guerra
Mundial, nos decía que “aquello que llamamos cotidianeidad no es evidencia, sino
opacidad: una forma de ceguera, un tipo de anestesia”.