Octubre de 2022.
La herida dejada por ETA, hagamos lo que hagamos, estará presente en nuestras vidas. Es un baldón que arrastraremos durante varias generaciones porque el dolor también se hereda. Esta es, precisamente, una de las grandes tragedias de la violencia: que sus efectos perduran más allá de los vivos. Hoy y aquí tenemos la oportunidad y el deber de hacer las cosas de tal manera que esos efectos negativos duren lo menos posible.