epe.es, 9 de noviembre de 2021.
Impuestos mínimos del 15% a las empresas multinacionales, aranceles e inversiones para luchar contra el cambio climático, tasas sobre las transacciones financiera internacionales, medidas para reducir la desigualdad, fuertes subidas del salario mínimo y políticas fiscales expansivas. Cualquiera de estas medidas, que habría sido considerada radical hace apenas quince años, forma ahora parte de la nueva ortodoxia post-pandemia en política económica. Eran ideas que antes circulaban solamente en foros de debate marginales, a los que a veces se calificaba de anti-sistema o anti-globalización, y que jamás hubiera planteado un político o economista que quisiera ser tomado en serio. Hoy, sin embargo, están en boca de los dirigentes del Fondo Monetario Internacional, la OCDE o la Comisión Europea y encabezan los comunicados del G20.