eldiario.es, 17 de octubre de 2019.
Cuando un movimiento de masas de la magnitud del independentismo, convencido de
tener su gran utopía al alcance de la mano, descubre que ese horizonte ha desaparecido,
que su dirección política está desnortada y confrontada entre sí, corre el riesgo de
descarrilar. Si además se siente acorralado, la posibilidad de que en su seno nazcan
reacciones violentas se hace realidad.
Asistimos a la crónica de un empantanamiento anunciado. Dos años después de la fuga
hacia ninguna parte del procesismo y de la respuesta judicial como única reacción del
Estado, las aguas del conflicto han pasado del empantanamiento a la putrefacción.