Público, 27 de octubre de 2024.
Se sabía que jugaba con fuego y se olía que se iba a acabar quemando. La duda entonces, ya hace tiempo, era si iría a mejor o a peor de lo suyo. Entonces no había habido ninguna denuncia y nadie se carga a alguien valioso por si acaso. Es lo que tiene la presunción de inocencia. La esperanza en que todos iremos a mejor también tiene lo suyo.
Entiendo su caída. Alguien con varias denuncias por acoso sexual, que reconoce los hechos y que la contradicción entre quién es y quién dice ser se ha vuelto insostenible, ha perdido la capacidad de representar a un partido político que tiene por bandera al feminismo.