infoLibre, 17 de marzo de 2024.
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- Pese al carrusel de escándalos desvelados ahora, los pelotazos vinculados a los contratos a dedo no son la principal fuente de lesiones al interés público en el terreno sanitario.
- Informes y expertos no apuntan a un problema generalizado de «corrupción» pero sí alertan de la debilidad del sistema público ante las grandes empresas: «Siempre ganan los mismos».
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«He lidiado con muchas corrupciones y corruptelas: con mordidas del 1% en la construcción de los hospitales; con un servicio de salud, al que yo pertenecía, que ha estado investigado por la UCO; con el saqueo continuado de la sanidad pública; con cláusulas abusivas, con contratos obscenos y con un desvío impúdico del dinero». Quien así habla no es un sanitario cabreado, ni un sindicalista o un activista. Es la ministra de Sanidad, Mónica García (Sumar), que contaba esta semana en el Congreso de los Diputados lo que ha visto y vivido «como médica y política». García afirma sin ambages que en torno a la sanidad florece la corrupción aprovechándose del deterioro del sistema público. En realidad, hace años que lo lleva diciendo. «¿Que tenemos corrupción en sanidad? Seguro», declaraba en 2019 a Redacción Médica.