Oxfam.org, Enero de 2019
Níger es el epicentro del hambre. Aquí es crónica. Corrosiva. Estructural.
Sistémica. Alrededor del 65 por ciento de la población sobrevive con menos
de 1,25 dólares al día.1 Casi uno de cada dos niños está malnutrido.2
Y uno de cada seis muere antes de cumplir los cinco años.3
Las familias están luchando y perdiendo la batalla contra el agotamiento del suelo,
la desertificación, la escasez de agua y un clima impredecible. Son explotadas por
una pequeña élite de poderosos comercializadores, que fijan los precios de los
alimentos en niveles leoninos.
Los golpes les caen como martillazos: una sucesión de desastres, cada uno de los
cuáles les hace más vulnerables al siguiente. La sequía de 2005. La crisis del precio
de los alimentos de 2008. La sequía de 2010. Esos eventos robaron vidas, destrozaron
familias y arrasaron medios de vida. Las consecuencias se dejarán sentir durante
generaciones.