Publico, 10 de julio de 2025.
Desde la llegada de Trump a la presidencia de los EEUU, el mundo está conmocionado por las idas y venidas, por las amenazas de todo tipo, por la ruptura de las reglas de derecho internacional construidas a partir de 1945. Si a esto le añadimos que el impulso colonizador de Trump, junto a su “best friend” Putin y con el carnicero Netanyahu de avanzadilla —rompen todos los valores de soberanía nacional, convivencia democrática y respeto a los derechos y libertades colectivas e individuales—, nos encontramos ante un panorama de desconcierto y miedo que afecta a todas las esferas de la acción humana, tanto individual como colectiva. Junto a la acción de Trump, existen fuerzas crecientes en todos los países y regiones que apuestan de forma decidida y particularmente agresiva contra los emigrantes, las mujeres, los colectivos LGTBIQ+. Se nos dibuja un panorama donde las palabras solidaridad, cooperación, sostenibilidad y derechos humanos tienden a ser borradas de las políticas públicas en muchos lugares.