Domingo Martínez 
             Federico Urales y La Revista Blanca. 
             La cultura como instrumento transformador 
           (Página Abierta, 182, junio de 2007) 
            
                       En un momento de ejercicio de la memoria histórica,  traemos a estas páginas la personalidad y la obra de Federico Urales, un  prolífico escritor y propagandista nacido en la segunda mitad del siglo XIX,  creador, entre otras publicaciones, de  La  Revista Blanca, que destacó por su calidad y contenidos entre los cientos  de publicaciones de la época. 
                       Federico Urales, cuyo verdadero nombre era Joan  Montseny, nació en Reus (Tarragona), ciudad de contrastada tradición obrera, el  19 de agosto de 1864. Su padre, de ideas republicanas, era alfarero, y su  madre, de familia carlista, trabajaba en el servicio doméstico. 
                       Tonelero de oficio, con 23 años es elegido secretario  general de la Federación de Toneleros de Reus, y un año después llegó a ocupar  el mismo puesto en la Federación de Toneleros de España, adherida a la  Federación regional española de la I Internacional. 
                       No abandona por ello sus estudios de maestro, y una  vez conseguido el título, Montseny funda en Reus una de las primeras escuelas  laicas que existieron en España. Otra de estas escuelas la había fundado en  Vilanova i La Geltrú la maestra Teresa Mañé, nacida en 1866, y que luego sería  su compañera. Ésta fue más conocida con el seudónimo literario de Soledad  Gustavo. Teresa Mañé y Joan Montseny, o lo que es lo mismo, Soledad Gustavo y  Federico Urales, contrajeron matrimonio civil   el 19 de marzo de 1891 (1).  
                       Semanas después de la boda, Urales es encarcelado por  su participación en la manifestación del 1 de Mayo, en protesta por el  asesinato de los conocidos como “mártires de Chicago”. A partir de entonces sus  detenciones son frecuentes. En 1892 sufrió una por la publicación de una hoja  de protesta contra las ejecuciones de los anarquistas de Jerez de la Frontera.  
                       Desde 1891, Barcelona vivía una oleada de violencia.  Una serie de atentados anarquistas, desencadenaron una feroz represión:  centenares de anarquistas y obreros detenidos al azar fueron encarcelados en el  castillo de Montjuich y torturados de manera abominable. Denunciado por la  gente de derechas de Reus como anarquista, Montseny es detenido y encarcelado  en el castillo de Montjuich junto con otros significados anarquistas catalanes.  Desde la prisión escribe varios artículos, firmados con diferentes seudónimos  –entre ellos el de Federico Urales, que luego adoptaría definitivamente–, en  defensa de los inculpados y denunciando las torturas y la represión.  
                       El juez instructor del proceso de Montjuich,  obedeciendo probablemente las instrucciones recibidas, solicitó 28 penas de  muerte para los detenidos, de las que obtuvo 5. Federico Urales, tras varios  meses en diversas cárceles y en el mismo castillo de Montjuich, formó parte del  grupo de procesados que fue deportado a Inglaterra, junto a Teresa Claramunt y  otros militantes del movimiento obrero y libertario de Cataluña. 
                       Urales pasó unos meses desterrado en Londres, adonde  le siguió su compañera Soledad Gustavo. Luego, ambos marcharon a París y,  finalmente, el 28 de noviembre de 1897, regresaron a España y se instalaron en  Madrid. Su retorno era ilegal, pues seguía vigente la condena de destierro que  pesaba sobre Urales. 
                       La finalidad que perseguía la pareja Urales-Gustavo  al regresar a España y trasladarse a Madrid era conseguir la revisión del  proceso de Montjuich. Pretendía demostrar ante el mundo la inocencia de los  condenados a muerte y conseguir la libertad de los que habían sido condenados a  diversas penas. El primer problema era encontrar un periódico de amplia  circulación que estuviera dispuesto a promover esa campaña, empresa nada  sencilla. La prensa anarquista había sido prohibida en casi toda España, y la  socialista había denunciado sistemáticamente el proceso, pero no tenía  suficiente difusión. Quedaban los periódicos republicanos, y de ellos Urales  eligió El Progreso, que dirigía el joven Alejandro Lerroux. Una vez  aceptado su proyecto, ingresó como redactor el 1de enero de 1898. 
                       La campaña se inició el 15 de diciembre de 1897 bajo  el título general “Las infamias de Montjuich”. En primera plana se publicaron  cartas e informes que documentaban detalladamente los tormentos aplicados.  Logró en poco tiempo un extraordinario eco en la prensa y consiguió polarizar  la opinión pública. Representó en España un acontecimiento paralelo al proceso  Dreyfus en Francia. El 3 de abril de 1898 se celebró una importante  manifestación, a la que asistieron Pablo Iglesias y los tres jefes de los  partidos republicanos, Pi y Margall, Salmerón y Esquerdo, y que contó con una  nutrida asistencia. 
                       Poco después, El Progreso dejaba de existir.  La participación que había tenido Lerroux en la campaña habría de ser  fundamental para su futuro político, pues aprovechándose del prestigio adquirido  a través de ella entre la población trabajadora de Barcelona, pudo lanzarse  durante los años siguientes a la propaganda demagógica que le convertiría en el Emperador del Paralelo. 
            
           Nace La Revista Blanca 
            
                       Federico Urales, después de haber sido colaborador de El Progreso y redactor de El País, diario que sucedió a El  Progreso cuando éste desapareció, decidió lanzar su propio órgano de  prensa, con la intención de que incorporase en torno suyo a la juventud y a la  intelectualidad más importante de la época. El propósito de Urales era, sobre  todo, crear una publicación que representase las ideas libertarias, que no  podían ser propagadas ni defendidas por estar vigente la ley de 1896 contra la  propaganda anarquista.  
                       Y así nació, en junio de 1898, La Revista Blanca (2),  con el subtítulo de Publicación quincenal de sociología, ciencia y arte.  En su primera etapa, en La Revista Blanca colaboraron asiduamente,  además de la pareja Urales-Gustavo, Azorín, Anselmo Lorenzo, Tarrida del  Mármol, Julio Camba, Pedro Corominas, Fermín Salvoechea, Ricardo Mella, Ramiro  de Maeztu, y todos –o casi todos– los que más tarde constituyeron la llamada  generación del 98. También se contaban entre sus colaboradores Pi y Margall,  Miguel Unamuno o Francisco Giner de los Ríos, fundador de la llamada  Institución Libre de Enseñanza; y en sus páginas se podían encontrar otras  firmas como, entre otras, las de Jaime Brossa, Pedro Corominas, Jacinto  Benavente y Leopoldo Alas Clarín.  
                       En los últimos años del siglo, la campaña a favor de  los presos recibió el apoyo de toda la prensa liberal y, finalmente, tras un  mitin que presidió Canalejas en abril de 1900, se produjo una revisión parcial  del proceso de Montjuich, y fueron puestos en libertad los encarcelados.   
                       Como suplente de La Revista Blanca, Federico  Urales animó la publicación de Tierra y Libertad, que pasó de semanario  a diario el 1 de agosto de 1903, y que contó entre sus redactores con Julio  Camba. Un año después, Urales transfirió este diario a Francisco González Sola  y a Bernardo Saavedra. En 1905 dejó de publicarse La Revista Blanca, que  tenía una tirada de 8.000 ejemplares y cuyo suplemento llegó a alcanzar los  15.000. 
                       A causa de un proceso contra los promotores de la  Ciudad Lineal, a los que denunció por quedarse con el dinero de las familias  humildes que entregaban sus pequeños fondos para pagar unas viviendas que no se  construían, en 1913, Federico Urales es desterrado de Madrid y se traslada a  Barcelona con su familia.  
                       En 1923, tras la represión en Barcelona del movimiento  obrero de la mano de Anido y Arlegui, Urales reanudó con entusiasmo la  propaganda de las ideas anarquistas, ahora con la valiosa colaboración de su  hija, Federica Montseny, nacida en Madrid en 1905 (3). Este año emprende en  Barcelona la publicación de la segunda etapa de La Revista Blanca, que  alcanzó una tirada de 12.000 ejemplares. En esta nueva andadura es una revista  más cultural que política. Publica artículos de divulgación científica y temas  culturales, estudios sobre problemas de fondo de la ideología anarquista, sobre  la sociedad del futuro o sobre las diferencias entre anarquismo y socialismo.  Años después, ya en 1932, Urales funda y dirige, también en Barcelona, el  semanario El Luchador, del que llegaron a aparecer 182 números. 
            
           Las novelas sociales 
            
                       Pero no acaba ahí su capacidad como escritor y  editor. Poco después de aparecer La Revista Blanca, la familia  Montseny-Mañé inaugura la serie La Novela Ideal, que continuó hasta 1937  y llegó a alcanzar una tirada de 50.000 ejemplares. Y cuatro años más tarde  pone en marcha una nueva serie, La Novela Libre, con una tirada de cerca  de 30.000 ejemplares. Se trata de colecciones de novelas sociales, de unas 32  páginas, para las que tanto Urales como su hija Federica escribieron numerosos  originales. Sólo de La Novela Ideal, editada semanalmente, se llegaron a  publicar entre 1925 y 1938 cerca de 600 números. 
                       En las dos series de novelas tuvieron también cabida  obras desconocidas en esa época de autores como Ibsen, Sué, Tolstoi..., y  novelas escritas especialmente por los miembros de la familia Montseny-Mañé.  Todas esas novelas fueron leídas por la juventud durante dos generaciones, y en  ellas se propagaban dos conceptos que eran intocables en la España de entonces:  la lucha contra el clericalismo y la libertad del amor. Tanto La Novela  Ideal como La Novela Libre representaron la respuesta desde una  perspectiva libertaria a las populares series El cuento semanal, La novela  de bolsillo, Los contemporáneos, La novela corta, y tantas otras que, entre  1907 y 1936, pusieron de relieve en España la existencia de una incesante  actividad creadora cuyo interés sociológico y valor literario está aún por  estudiar. 
                       De la ingente producción literaria de Federico  Urales, 12 de sus trabajos corresponden a novelas de extensión: Sembrando  flores (1906), Una pelotera (1909), Los hijos del amor (1922), Los grandes delincuentes (1923), Mi vida (obra  autobiográfica inacabada debido al exilio, que comenzó hacia 1932, y de la que  sólo pudo escribir dos tomos), Flor deshojada, El hijo de nadie, Los  mártires, Mi don Juan, Novia con y sin hijos, Renacer, El último Quijote y La evolución de la filosofía en España; 99  corresponden a novelas breves publicadas en La Novela Ideal, y 9 en La  Novela Libre. A los que hay que sumar los numerosos materiales de  propaganda y artículos. Ni siquiera unas fiebres tifoideas que padeció en 1935  y que quebrantaron su salud, impidieron que Urales dejase de escribir. 
                       Era en la editorial del semanario El Mundo al Día,  creado también por la familia Montseny, donde se publicaban las obras  literariamente más ambiciosas (la mayoría de las ya citadas del propio Urales),  además de clásicos del anarquismo y del pensamiento materialista moderno, como,  por ejemplo, Fuerza y materia, de L. Büchner; El autodidacta, de  Hans Ryner; La reacción y la revolución, de Pi y Margall, y diversas  obras de Errico Malatesta, Luigi Fabri, Abad de Santillán, Mijail Bakunin,  Ricardo Mella, Sebastián Faure, Jean Grave... 
                       Perdida la Guerra Civil, toda la familia hubo de  exiliarse. Tras la caída de Barcelona en 1939, se refugió en la localidad  francesa de Montpellier, donde Urales continuó escribiendo su autobiografía. Su  compañera, Soledad Gustavo, fue la primera víctima en el forzado exilio: el 5  de febrero de 1939 moría en un hospital de Perpiñán. Esta pérdida y las  agitaciones y sufrimientos que hubo de sufrir Federico Urales contribuyeron a  mermar más aún su salud física y moral. Se trasladó después a París para  reunirse con su hija Federica, pero tuvo que huir de la capital francesa ante  la entrada de las fuerzas alemanas. En la evacuación perdió varios escritos y  documentos, entre ellos su autobiografía. El Gobierno de Vichy le asignó como  lugar de residencia Salon pour Vergt (Dordogne), donde murió el 12 de marzo de  1942. 
            
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       (1) Este fue uno de los  primeros matrimonios civiles que se celebraron en España. 
       (2) Eligió este título en agradecimiento a La Revue Blanche, que había  prestado una calurosa acogida a los perseguidos españoles. En esta revista  francesa, que se publicó entre 1891 y 1903, escribió Tarrida de Mármol  diferentes artículos y tradujo para ella algunos textos de Tolstoi. Su director  fue Alexandre Natanson. Prestó mucha atención a la pintura española, y fue una  de las primeras publicaciones que reconoció el genio de Picasso. 
       (3) Federica Montseny (Madrid, 1905-Toulouse, 1994), escritora e histórica  dirigente de la CNT, fue la primera mujer ministra en Europa Occidental. Ocupó  la cartera de Sanidad y Asistencia Pública en el Gobierno que se constituyó el  4 de noviembre de 1936, presidido por el socialista Francisco Largo Caballero.  Con sólo 16 años publicó su primera novela corta, Horas trágicas; y,  cuatro años después, su primera novela larga, La victoria. 
        
      
     
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