El País, 11 de febrero de 2024.
La ONU nunca fue tan débil como ahora. El Consejo de Seguridad, un instrumento para la paz, es incapaz de hacer frente a la barbarie.
Los seres humanos quizás quieran ser buenos, pero son perfectamente conscientes de los grados de maldad (rapiña económica, tortura, limpieza étnica, genocidio, crímenes de lesa humanidad) de que son capaces. Para hacer frente a ese hecho, esos mismos seres humanos impusieron en la política normas democráticas y crearon instituciones internacionales destinadas a afrontar la maldad en un escenario mundial y a exigir a sus responsables rendición de cuentas. Por eso es tan importante que las instituciones internacionales nacidas a raíz de la II Guerra Mundial se mantengan sólidas, y por eso es tan dramático que la principal de todas ellas, la ONU, esté fracasando tan estrepitosamente en estos inicios del siglo XXI en su objetivo fundamental: preservar la paz, proteger la infancia y a los refugiados. Nunca como ahora se ha visto a la ONU tan impotente y a su secretario general tan cabizbajo.