Jesús Urra
Elecciones. La batalla de Navarra
(Hika 188zka 2007ko maiatza)

Datos electorales

            Los resultados arrojan los siguientes datos: UPN: 42,2%. Tiene una subida suave en votos, en porcentaje. Se mantiene como primera fuerza con 335 concejales, 26 mayorías absolutas y 18 relativas. Pero lo que marcará su sino será lo que acontezca con el gobierno y con Iruña. Y lo central es que se invierte el 24-26 de la vez anterior en el parlamento (incluyo el parlamentario que hubiera correspondido a Batzarre por sus 8.000 votos) en perjuicio de UPN. Su situación depende de que se dé o no el pacto alternativo. Su fortísima campaña contra ZP por divergencias sobre el final de ETA y con la intención de debilitar al PSN ha resultado muy eficaz, aunque es insuficiente y ha dado argumentos al PSN para darle la espalda ahora. Asimismo, sale tocada su línea autoritaria y un estilo que resulta insultante para la izquierda social.
            NA-BAI: 23,7%. Obtiene un éxito rotundo en todo: votos, porcentaje, incremento de un 30% de votos, de 9 a 12 parlamentarios, 8 concejales frente a los 2 de ANV o la desaparición de IU en Iruña. Sus resultados son espectaculares en la Montaña (48,3%-56,49); muy buenos en Pamplona (27%) y en la cuenca de Pamplona (29,81%) donde logra un 59,44% de los votos de NA-BAI; un buen resultado en Tierra Estela (15%), en la zona de Tafalla (11,39%), en la de Sangüesa (28,06%); y tiene un resultado bastante bajo en la Ribera (5,46%). Logra 120 concejales, más unos 70 en listas de partidos y de candidaturas unitarias, 9 mayorías absolutas y 3 relativas. En su disputa con Batasuna sale claramente triunfante en Pamplona y cuenca y en las principales ciudades; también en la Montaña, cuando se presenta Na-Bai; pero por lo general Batasuna les gana a los partidos, si van separados. ¿Su suelo propio se cifra en un 18-20%? Ahora para el parlamento recibe una parte de los votos municipales de ANV, así como votos procedentes de IU, PSN, de la abstención, de nuevas personas votantes... Ha contado con fuertes apoyos mediáticos, de redes sociales diversas. Y estas elecciones vuelven a confirmar el cambio de hegemonía en el tercer bloque electoral navarro en detrimento de Batasuna. Na-Bai ha liderado la esperanza de cambio; el PSN hasta cierto punto le deja el campo libre en este tema. Ahora bien, si no se produce el cambio se complicaría su situación interna, se generaría frustración entre sus sectores de apoyo. Batzarre ha obtenido 23 concejales en 20 localidades, con Na-Bai y en candidaturas unitarias.
            PSN: 22,7%. Consigue una ligera subida de votos, gana un parlamentario, es la segunda fuerza en concejales (243 ahora y 260 en 2.003), 15 mayorías absolutas y 7 relativas. Pierde alcaldías importantes: Estella, Corella, Tafalla, Berriozar y está pendiente de los pactos en la cuenca de Pamplona. No mantiene ni de lejos los resultados de las generales y de las europeas. El PSN salva los muebles y su resultado es meritorio teniendo en cuenta que viene sufriendo un duro castigo de la derecha y del Diario de Navarra desde la promulgación de la tregua de ETA y la post-tregua posterior. Gara y Batasuna han aportado su grano de arena con las informaciones acerca de las reuniones habidas sobre Navarra. Y Na-Bai, de forma errónea y facilona, ha contribuido en menor medida a la pinza. Opino que el PSN, al contrario que el PSE, ha pagado un precio por la política de ZP sobre el final de ETA, muy unido a la controversia sobre la cuestión navarra. El PSN (no otras fuerzas como Na-Bai o ANV, si descontamos su ilegalización) ha sido el blanco de la derecha, que le golpeó con una fuerza descomunal y le hizo tambalearse en la masiva manifestación en defensa de Navarra, que caló en sectores ajenos a la derecha. Igualmente, creo (con dudas) que el PSN hubiera acertado planteando un pacto claro con el resto de las izquierdas y siendo rotundo en sus condiciones. Postularse como la alternativa exclusiva no tenía credibilidad y dejaba la bandera del cambio a Na-Bai. A pesar de sus magros resultados, el PSN ocupa una centralidad máxima para el cambio.
            CDN: 4,4%. Se lleva un fuerte batacazo en votos, porcentaje, sitios, escaños, pérdida de Iruña, Barañain... Suma 16 concejales (17 antes) y 2 mayorías absolutas; se complica su futuro. El CDN sale muy perjudicado de su alianza con UPN: subordinado, desdibujado, sin una contribución singular. Si fracasa, será el tercer fracaso en la construcción de un partido centrista en Navarra; es como una especie de Sísifo. Una pena. IU: 4,4%. Es quien cosecha mayores perjuicios: votos, escaños, porcentaje, salida de los ayuntamientos de Iruña, Tudela, Tafalla. Saca 21 concejalías (antes 43). Eran previsibles los problemas de IU tras la irrupción de Na-Bai y el ascenso del PSN. Cambiaba radicalmente el un escenario, cuando IU despegó hace unos 17 años. Aquel estaba marcado por una crisis abrupta y convulsiva en el caso del PSOE y por otra más suave y lenta de HB. Ahora Na-Bai sustituye en parte a Batasuna y PSN cierra su crisis.
            ANV: Saca 21.374 votos municipales en las candidaturas presentadas legalmente, un 6,39%, 100 concejales, más varias candidaturas unitarias, 8 mayorías absolutas y 1 relativa. Consigue unos 18.000 votos nulos en el parlamento, de los que habría que descontar como mínimo unos 3.000 votos nulos ya existentes en las elecciones anteriores a su ilegalización. Sus resultados quedan muy lejos de los 47.000 votos (15,6%) de EH; saca menos de un tercio que los votos de Na-Bai; y se encuentra muy aislada. Se confirma su pérdida de hegemonía en la izquierda y en el abertzalismo. Estas tendencias tan negativas para Batasuna son lo dominante. No obstante, en estas circunstancias mantiene un peso electoral digno, así como una red institucional y social importante. Posee un arraigo indudable y supera la tripolarización mucho mejor que otras fuerzas. Recupera la palanca municipal en buena parte de los principales sitios y en algunos de ellos (Iruña, Tafalla) su concurso es decisivo. Por otro lado, el hecho de haberse presentado en muchos sitios importantes le permite visualizar su fuerza electoral, su resistencia. Y, finalmente, en lo relativo a ETA la lectura de los datos es que cuenta con apoyos políticos para aguantar; lo cual es muy negativo.

El abertzalismo y vasquismo

            Obtienen aproximadamente 92.625 votos (28,31%) [hay que tomar estas cifras de modo indicativo] y 12 parlamentarios (24%), 1 más que en el época de EH. Hay que remontarse a 1.979 para encontrar porcentajes más altos de votos y parlamentarios. ¿El mensaje moderado e integrador de Na-Bai ha influido en cierta ampliación electoral?

El cambio

            El cambio protagoniza el debate en estos momentos. E, incluso, trasciende a la propia Navarra. El PP lo ha convertido en uno de los ejes de la controversia general. El cambio de gobierno es posible por una mayoría estrecha. Se trata de un cambio matizado. No hay un mensaje nítido de la sociedad. Los resultados son muy ajustados: unos 12.700 votos de diferencia. Se plantea un cambio basado en un equilibrio entre PSN-IU y Na-Bai. Un cambio que es complicado: debe ser liderado por el PSN y según algunas encuestas hay una exigua mayoría (52%) de su electorado partidario de la alianza con Na-Bai; frente a un 29% favorable al pacto con UPN y un 19% n/s-n/c. Con este panorama queda mal ante este sector y sobre todo ante el resto de las izquierdas, si no permite el cambio. Pero existen la otra querencia, las dudas sobre qué puede ser más conviente para el PSOE estatal con las elecciones generales a la vuelta de la esquina y el efecto ANV si se diese alguna clase de acuerdo en Iruña. Es decir, un patio sembrado de dificultades en una u otra dirección, que se agudiza más al ser Navarra un tema sensible. Así las cosas ¿cuál será el desenlace? ¿Habrá un cambio? ¿Afectará al Gobierno y al resto de Ayuntamientos? ¿Quedará fuera Pamplona?
            Nuestra apuesta, obviamente, es por el cambio al menos en el Gobierno y en los principales ayuntamientos donde no hay excusas, pues no es necesario el apoyo de ANV. Pero sí quiero poner el acento en varias cuestiones. En primer lugar, debemos enfocar el cambio como un proceso a largo plazo. Y ello requiere ganarse a la sociedad: no solo por mayoría aritmética, sino implicando en el cambio directamente a una parte sustancial de la sociedad navarrista –que debe liderarlo- y neutralizando a otra parte de la misma. De igual forma hay que facilitarle las cosas al PSN.
            A mi juicio, lo que más importa es el rumbo a tomar: Lo fundamental es iniciar la alianza con PSN e IU, aislar y reducir a los sectores más intransigentes con la cúpula de UPN a la cabeza. En este lote debe entrar el pacto de gobierno, ya que hay la suficiente claridad, los suficientes apoyos y no hay ninguna dependencia de ANV. Otro tanto acontece en diversos ayuntamientos importantes donde ya hay una experiencia positiva. Y hay varias localidades de menor significación donde es posible realizar alianzas con ANV sin el PSN, si se desea. Es diferente la situación en Iruña: Se trata de una ciudad emblemática. La alianza con ANV es problemática no por los acuerdos estrictamente municipales, sino por el futuro de ETA y por la previsible línea política de ANV hacia ETA. El dilema que se le plantea al PSN agudamente (y a mi juicio también en otra medida a Na-Bai) es o ceder la alcaldía a UPN en minoría o pactar directo o indirectamente con ANV. No encuentro una salida fácil ni positiva. En el momento de redactar estas líneas se desconoce la posición del PSN. El tiempo dirá como se resuelven estas papeletas.
            Por parte de Batzarre en la campaña hemos planteado un par de cuestiones que consideramos centrales.
            Los ejes del cambio. Pensamos que el nuevo proyecto ha de empeñarse seriamente en combatir y reducir las desigualdades más lacerantes que hay en nuestra sociedad: las personas ancianas que viven en la miseria, marginadas o en esa soledad no deseada de abandono inhumano, el hacinamiento en que vive una parte de los inmigrantes, las muchas situaciones de desigualdad real de las mujeres trabajadoras y de los jóvenes precarios… Estos sectores no deben seguir padeciendo la indefensión laboral y la penuria salarial frente a los patronos. Y, al mismo tiempo, se ha de mejorar el bienestar de la población con servicios sociales, con una educación y con una sanidad públicas bien administradas como corresponde a una sociedad rica en recursos públicos.
            En segundo lugar, el cambio tiene el reto de integrar a las diferentes formas de sentir Navarra, de trabajar por la convivencia de identidades y descartar el enfrentamiento frentista, basándose en el respeto mutuo, en el criterio de la mayoría, pero también en los derechos de las minorías. Después de 27 consultas electorales la mayoría de Navarra se ha pronunciado por permanecer como comunidad autónoma diferenciada y propia. Lo debemos aceptar y lo aceptamos como demócratas. Pero sería unilateral, injusto y claramente insuficiente atender solo a la mayoría. Además de ser refrendada democráticamente, la reforma del Amejoramiento ha de suponer un respeto y un esfuerzo integrador hacia quienes se sienten navarros y vascos, una mejora en áreas como el euskara, los símbolos vasquistas, la cooperación estable con la CAV y otras cuestiones. Esta perspectiva de buena convivencia y dialogante entre vasquistas y navarristas no significa la ausencia de conflictos derivados de proyectos diferentes; pero sí muestra la voluntad de atemperarlos y de no erigir en bien supremo la guerra de identidades.
            Debe aportar, asimismo, su grano a la «pacificación» de nuestra sociedad. Es decir, a lograr un futuro inmediato sin ETA, sin gente amenazada y menos todavía asesinada por pensar o sentir Navarra de forma diferente, sin leyes de excepción, sin ilegalizaciones, sin tortura, que reconozca a las víctimas de ETA y de la guerra sucia, que arregle con generosidad el problema de los presos tras la desaparición de ETA, que logre una reconciliación mínima, hasta donde sea posible entre todas las parte. Ha de coadyuvar a que se cierre este capítulo tan desastroso, a que se abra paso a una sociedad avanzada en democracia, bajo el imperio de los derechos humanos y de valores como la solidaridad, la libertad, el respeto al pluralismo, bajo el rechazo de la fuerza bruta y del autoritarismo como medios ventajistas para obtener objetivos políticos.
            Con un fuerte impulso ético. Estando en el poder conjugar ética y política es uno de los retos más difíciles de resolver bien. Porque la tendencia innata de cualquier poder -sea de derechas o de izquierdas- es a la corrupción, al egoísmo particular o para los «nuestros». Por esta razón, se requiere una lucha permanente contra la corrupción. Por eso –si se accede al gobierno- no puede haber revanchismo contra «los otros» ni gobierno sectario para los nuestros ni privilegios para las nuevas élites que sin duda se van a formar. Hemos de administrar el bien común para todas las personas, para las mayorías y para las gentes más desfavorecidas al margen de su identidad.
            La alianzas del cambio. Para sacar adelante este proyecto es imprescindible construir una alternativa con PSN y Na-Bai a la cabeza. Las izquierdas navarras tienen dos almas identitarias. Hay que unirlas en un gran acuerdo. Este planteamiento tiene que ser un compromiso de fondo, para una perspectiva de largo alcance, sincero, sin miradas chatas, en un clima de empatía entre ambos, pensando en esa nueva Navarra. Y ambos polos son necesarios. Es necesario el navarrismo de izquierdas, el PSN en especial, como interlocutor fiable para ese 65-70% de la sociedad navarra que se reivindica de dicha identidad. En las actuales circunstancias de crispación no sería posible gobernar Navarra sin una confianza y seguridad mínimas para esa realidad social ampliamente mayoritaria. Igualmente, es necesaria Na-Bai bajo una orientación integradora y respetuosa con «los otros». Ninguno de los dos polos puede llevar a cabo por su cuenta el cambio. El primer requisito era ganarle a la derecha en las urnas. Por estrecho margen y con las dificultades señaladas se ha conseguido. El PSN no ha logrado recuperar los porcentajes anteriores a la corrupción. Lo cual debilita al conjunto de la alternativa. El pacto de gobierno ha suscitado una ilusión enorme entre amplios sectores de la izquierda y es un acuerdo histórico entre las dos izquierdas navarras. Sería incomprensible que PSN no optara por esta vía. Y sería, igualmente, irresponsable que Na-Bai no facilitara al máximo el acuerdo.