Jesús Urra

Navarra: Reflexiones postelectorales
(Hika, 155 zka. 2004ko maiatza)

Se trata de una primera aproximación, provisional por fuerza, saturada de incógnitas (la evolución social, la voluntad de los partidos, el empuje de la sociedad que les apoya, el nuevo rumbo que se tome, etcétera). Sin embargo, aun a riesgo de equivocarme sustancial o parcialmente, merece la pena exponer en público lo que se debate en los diversos foros afectados.

No me centraré en el análisis pormenorizado de los datos y resultados en Navarra, cuyas conclusiones principales son la pérdida general de UPN-PP, con el riesgo de perder el gobierno autonómico y los principales ayuntamientos, aunque mantiene un apoyo electoral muy importante; el éxito rotundo del PSN; el triunfo indiscutible de NA-BAI; las pérdidas mayores o menores del resto de fuerzas (IU, EL voto nulo, CDN); y la posibilidad de constituir un eje para el cambio en Navarra con PSN y NA-BAI junto al resto de fuerzas progresistas o de izquierdas. Me centraré en las cuestiones más sustanciosas del futuro y en los principales cambios en ciernes referidos a Navarra. Antes enunciaré, de modo parco, algunos asuntos de actualidad en la CAV y en el resto del Estado.

Nos hallamos en tiempos de cambio sin ver todavía su envergadura: ¿Qué cambio? ¿Qué hondura tendrá y cómo lo hará el PSOE? ¿Hasta dónde alcanzará el impulso transformador de la gente? ¿Qué características revestirá este?

En el conjunto del estado, los principales temas se refieren al modelo de Estado y a las reformas autonómicas en varias comunidades, a la seguridad en su doble vertiente (preocupación central de la población ante la nueva amenaza sufrida en esta ocasión por el pueblo de Madrid y las potenciales restricciones a las libertades por parte de los poderes públicos), giro en la política española de alianzas en la UE y en la relación con EE.UU., pactos de gobierno, tratamiento de diversos problemas sociales (precariedad, pensiones, vaciamiento de derechos de la nueva clase obrera, inmigración), etc. El peso del PP en general sigue siendo muy importante y será el ariete de la contra-reforma.

Igualmente, en la CAV (y con repercusiones en Navarra) se puede abrir una perspectiva nueva: la posibilidad de un eje PNV-PSE facilitaría un acuerdo importante (o una sucesión de acuerdos parciales) seguramente tras las autonómicas vascas, con repercusiones en una reforma estatutaria, mayor distensión, moderación del enfrentamiento inter-identitario dando satisfacción -en difícil equilibrio- a las corrientes nacionalistas-vascas y a las autoproclamadas como no-nacionalistas, posibles alianzas transversales de gobierno. Aquí, de nuevo, el marcaje de las corrientes extremas de ambas identidades volverá a notarse desgraciadamente.

En estas nuevas coordenadas se sitúan otros problemas que simplemente señalaré. El futuro de ETA que está marcado por el nuevo contexto social existente en Euskadi y en la sociedad española, por su voluntad de dejar o no la lucha armada y por las posibilidades para un final digno, por las actitudes del gobierno central y del nacionalismo-vasco, por la reacción de la opinión pública vasca y española si decide continuar...; únicamente mencionaré el creciente debilitamiento en todos terrenos, incluido el desprestigio moral, de ETA y de su corriente social de apoyo: cada día que pasa pierde fuerza. Y unida a esto se halla la recomposición de las izquierdas abertzales y vasquistas: dentro de la situación de impasse existente, lo más evidente es la falta de una alternativa sólida hasta ahora a la crisis de HB; quien mayores frutos está obteniendo hasta la fecha es el PNV. Lo cual requeriría una reflexión específica y sustanciosa.

En Navarra destacaría como principales cuestiones postelectorales la posibilidad de reformar el Amejoramiento y de integrar el vasquismo; la posible entrada del vasquismo en la gestión gubernamental, municipal y de otras entidades públicas muy importantes con un peso notable, previsiblemente una relación más que de 1 a 2 con el PSN, y desplazando muchísimo a las derechas por primera vez de esos espacios (dejo para otra ocasión los innegables riesgos de ese hecho desde una óptica de izquierdas a la luz de las experiencias habidas); la recomposición del vasquismo y de la izquierda en torno a NA-BAI como núcleo más importante y el debilitamiento de IU y HB, hacia quienes NA-BAI, a mi juicio, debe mantener una actitud abierta y unitaria; el futuro del vasquismo abierto a lo que depare la nueva época respecto de una ampliación de sus apoyos sociales y electorales directos o a una participación importante y novedosa en la gestión de la comunidad; la pérdida de peso por parte de ETA en la sociedad navarra y la escenificación cada vez más evidente de este fenómeno; un futuro de la derecha cargado de nubarrones por sus posibles pérdidas de hegemonía y de poder o gestión de dichos recursos, si no hay modificaciones (conviene recordar que la unificación entre UPN y PP se fraguó, a instancias de Alli, estando vigente el antiguo sistema de elección presidencial para desbancar al PSN del gobierno).

Finalmente, cabe anotar que este conjunto de cambios afecta, en mayor o menor medida, a nuestra visión y a nuestro programa de actuación pergeñados durante los años del PP. Por tanto, resulta evidente la necesidad de ajustarlos a la nueva situación.