Juan Gabiri

La banca ética
(Entrevista realizada por José Piñas)
(Hika, 206zka. 2009ko Martxoa).

            La existencia de una banca que pretende ser ética constituye una aparente contradicción terminológica. Sin embargo hace tiempo que, a lo largo y ancho de todo el mundo, se han desarrollado iniciativas financieras que tratan de enfocar la actividad crediticia a partir de unos criterios muy diferentes a los de la banca convencional. En la Comunidad Autónoma del País Vasco y en la Foral Navarra tenemos la Fundación para Inversión y el Ahorro Responsable (FIARE), que forma parte de esa amplia red de organizaciones e iniciativas diversas y contribuye a impulsarlas.

¿Qué es la banca ética y por qué surge?

            JUAN GABIRI. La banca ética, tal como la entendemos nosotros, es una herramienta al servicio de la comunidad para conseguir, sin especulación y con transparencia, que el dinero que sobra a unos llegue a quienes lo necesitan y pueden devolverlo. No es más que devolver a la banca su sentido de apoyar procesos económicos, eliminado intermediarios y opacidad y dándole un sentido social participativo. La razón fundamental para ponerla en marcha fue la unión de proyectos con alto valor social que no podían autofinanciarse y necesitaban capital ajeno, pero no querían que viniera de bancos tradicionales, y personas y organizaciones que no querían que con su dinero se hicieran determinadas prácticas contrarias a sus valores (especulación, comporta­mientos denunciados en Latinoamérica, partic­i­pación en empresas contaminantes, etc. Ninguno pensábamos que sucederían exactamente las cosas que estamos viendo últimamente, pero sí anunciábamos que eran posibles.

La banca ética ¿es una alternativa al capitalismo o una forma de humanizarlo? ¿Banca y ética no son opuestos?

            J. G. Un banco, una zapatería, o una tienda de gominolas serán éticas o no según cómo se gestionen, con qué objetivos y con qué criterios. Quizá el tamaño habitual de la banca le ha dado tanto poder que parece imposible el comportamiento ético; pero, si quitamos aprioris, no es incompatible. Probablemente el tamaño sí sea un problema, por lo que supone de relaciones políticas y económicas complejas. Por suerte, no es el problema de la banca ética. No sé si contrapuesto a capitalismo, pero sí contrapuesto a la sacralización del dinero, a convertirlo en el criterio fundamental de la toma de decisiones de las personas, claro orientador de nuestras vidas en Occidente. Nosotros, cuando nos hacen un depósito, pagamos a nuestros clientes menos que la banca y a todos por igual. También les sugerimos que no cobren interés, para poder apoyar con esos intereses no cobrados proyectos en cárceles, en países del Sur, etc. El 25% de nuestros clientes de 2008 decidieron no cobrar intereses.

            En la misma línea, ser aliado de Vía Campesina o financiar y ser punto de distribución directa a familias de la producción de baserritarras, creo que determina un tipo de clientela que no es mayoritaria ni la más pudiente. Pero es la nuestra. Es con ella con la que construimos el proyecto y la sociedad. Trabajar con colectivos migrantes para buscar una respuesta colectiva a las remesas que permita apoyar a sus países de origen no es rentable. Lo es más ofrecer la remesa gratis por domiciliar la nómina. Ahí está la diferencia entre hacer negocio con las personas o para las personas.

En el contexto de la crisis bancaria actual ¿qué tiene que ofrecer la banca ética?

            J. G. Es un problema afrontar la banca ética desde la crisis. Por una parte, se acercan a nosotros solicitudes de financiación de entidades a las que no conocemos, pero que han visto cortadas sus vías de financiación habituales. No nos gusta trabajar con desconocidos, porque desconocimiento significa desconfianza, y la manera de superarla en banca son los sistemas de garantía tradicional, y no queremos entrar en esa dinámica. Creemos en la garantía comunitaria, en el aval repartido entre personas que promueven proyectos, no en el familiar con recursos que responde.

            Igualmente, en un momento en el que el euribor está bajo, se pagan mal los depósitos, los fondos de inversión caen sin freno, hay gente que piensa «tampoco pierdo nada por ir a la banca ética». Si es el primer paso para convencerse, bienvenido. Pero si es algo temporal, esperando a que alguna entidad le dé el 5% y, mientras tanto, calma la conciencia, no nos interesa. No es nuestro público. Queremos militantes de hacer las cosas de otra manera, y aceptamos personas con inquietudes, pero más allá no.

            La verdad es que la crisis sólo nos afecta en la mayor dificultad para que personas de sectores más populares de la sociedad se hagan socias del proyecto, ante su incertidumbre laboral y vital. En lo demás, seguimos con el 0% de fallidos y, como invertimos nuestra liquidez en deuda pública y fondos éticos propios, no tenemos ninguna pérdida en mercados exóticos.

Por cierto, ¿cuánto apoyo de los estados ha recibido la banca ética para superar la crisis?

            J. G. Es cierto que es más difícil rentabilizar la tesorería con el euribor al 2%, pero no tenemos las dificultades de otras entidades. Por eso, no recibimos ninguna ayuda pública vinculada a la crisis, ni la recibiremos. Sin ir más lejos, en 2008 hemos crecido un 50% aproximadamente, tanto en préstamos como en depósitos.

¿Qué le distingue de la banca comercial que también maneja fondos solidarios, préstamos sociales, obras sociales, proyectos de desarrollo y cooperación?

            J. G. Fundamentalmente los objetivos. No tenemos ánimo de lucro. No tenemos clientes preferentes; al menos, no lo son quienes más tienen. A partir de ahí, todo lo demás son consecuencias. Desde el punto de vista práctico, ¿cómo se gestiona la entidad? No hay ninguna otra entidad financiera miembro de la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS), porque no cumplen sus criterios de selección de proveedores, horquillas salariales, etc. No tenemos un producto ético, es la entidad quien lo es y, como consecuencia, todo lo que hace.

¿Quién participa en la banca ética y quiénes son sus beneficiarios?

            J. G. Distinguimos cuatro tipos de participación: socios, clientes, colaboradores y beneficiarios. Dentro de los primeros, están los socios promotores, formados por entidades que quieren promover un cambio en la consideración del dinero en nuestra sociedad; son unas 300 a nivel estatal, muchas de ellas coordinadoras (de ONGDs, de economía solidaria…), por lo que serían unas 500 en total. Y luego están los socios ordinarios, constituidos por personas o entidades que quieren participar en un proyecto de banca cooperativa. Tienen derecho a participar en sus asambleas y rige el criterio de que una persona o una entidad tienen derecho a un voto, sea cual sea la participación, a partir de 300 €.

El cliente es la persona o entidad que deposita sus recursos o pide financiación para un proyecto.

            J. G. Está también la participación colaboradora, abierta a aquellas personas o entidades que apoyan a la banca social en la difusión de sus actividades, en tareas de análisis ético, en dar charlas, etc. Y, en fin, están la organizaciones beneficiarias, que trabajan en cooperación internacional y comercio justo, inserción social y laboral, enfermedad, discapacidad, exclusión, ecología, energías renovables, agroecología, cultura, tiempo libre, educación… Las personas se benefician de la banca a través de las organizaciones.

¿En qué consiste la práctica cotidiana de la banca ética? ¿Qué tipos de productos y servicios presenta y a quién están enfocados?

            J. G. Desde el inicio, hemos contado con una oferta limitada de productos y de condiciones. Inicialmente, eran depósitos a plazo, a un mínimo de 2 años, con un importe mínimo de 3.000 €. Ahora hablamos de 200 € y sin penalización por retirar el dinero antes del plazo pactado. Según importes, incluso se pueden gestionar puntas de tesorería entre 1 y 6 meses. Todavía no se puede domiciliar el cobro de la nómina o similares, pero tarde o temprano será posible. En el caso de entidades, podemos también ofrecer la cuenta corriente por Internet, incluso la tarjeta de crédito.

            Lo más importante, desde el punto de vista ciudadano, es hacerse socio. Desde 300 € por persona (pagaderos a plazos), 600 € por entidad no lucrativa, y 1.800 € por otras entidades, se puede participar con igualdad de voto en la cooperativa. La diferencia de productos es por estructura, volumen y tecnología, no por ser éticos o no. Con el tiempo, un banco ético ofrece, dentro de sus criterios, los mismos productos que un banco convencional. Se puede dejar de trabajar con banca convencional. Para llegar a ese momento, necesitamos el compromiso hoy, para seguir creciendo.

¿Cuál es el desarrollo y el impacto actual de la banca ética aquí, en el Estado, en Europa y hasta en el mundo?

            J. G. Empiezo por lo último. A nivel mundial hay varios modelos, que no son comparables: no se pueden equiparar los microcréditos en Asia con la banca ética en Europa, porque los mercados económicos son diferentes. Pero existe la Federación Europea de Bancos Éticos y Alternativos (FEBEA), donde estamos unos 25. Es un lujo ver que en Suecia o Noruega se comparten valores, que el sustrato social para una Europa fuerte existe, pero callado entre tanto ruido de monedas y cotizaciones bursátiles.

            Quizá se vea en Europa una distinción entre modelos verdes, en el norte de Europa, con inversiones fuertes en huertos solares o sector eólico, y modelos sociales, con raíz cooperativa y ecología familiar en el Sur de Europa. Cada proyecto tiene un origen social e histórico diferente.

            De entre esas entidades, en el Estado estamos una caja de ahorros pequeña de Baleares (Caixa Colonya) y nosotros, junto a dos fundaciones de cajas (Un Sol Mon, de Caixa Catalunya, y BBK Solidarioa). Aunque no sea miembro de FEBEA, también opera desde Madrid el banco holandés, Triodos Bank, dentro del modelo noreuropeo que antes citaba.

            Yo diría que se está produciendo también un efecto contagio, ya que algunos de los criterios de la banca ética empiezan a ocupar las agendas en la banca comercial: transparencia, algo de participación. Creo que hay que estar muy vigilantes para valorar si se trata de cambios de fondo o de estrategias de marketing. Esto último puede ser la vía de escape de personas y organizaciones que no tienen una verdadera voluntad de cambio del sistema, sino de hacer algunos cambios y mantenerlo tal cual.

¿Cómo se sitúa en ese contexto vuestra Fundación para Inversión y el Ahorro Responsable?

            J. G. En este paraguas de la banca ética, Fiare (o sea, la Fundación para la Inversión y Ahorro Responsable), nace en el año 2002 en la CAPV para poder ofrecer alternativas creíbles a la ciudadanía. Desde ese momento, entra en la Federación Europea de Bancos Éticos y Alternativos y, desde esa plataforma europea, llega a un acuerdo con Banca Popolare Etica, entidad italiana, principal exponente de la banca ética social, para poder comercializar sus productos en el Estado, de cara a generar el volumen que permita crear una entidad cooperativa en el Estado.

            Banca Popolare Etica (BpE) cuenta con todos los productos y servicios bancarios, 30.000 personas y organizaciones socias con un voto por cabeza, más de 600 millones de euros en gestión y 13 oficinas en Italia. Trabajar con productos de BpE significa ofrecer un producto bancario supervisado por un banco central, y un fondo de garantía de depósitos dando respaldo.

Vamos a concretar: ¿cómo se puede participar en FIARE?

            J. G. En muy fácil. Cualquier persona y organización puede participar, sea como cliente o como socia. Puede hacerlo acercándose a nuestra oficina de Bilbao, en la calle Santa María 9, bajo, en el Casco Viejo (944 153 496, info@proyectofiare.com) o, los lunes por la tarde en Gasteiz (C/ Sancho el Sabio 19, 2C); martes en Iruña (IPES, C/ Tejería 28); miércoles en Irún (Behe Bidasoa, C/ Descarga, 18); y jueves en Donostia (Cáritas, C/ Nueva 10). Para todos ellos, pueden ponerse en contacto en el 656 704 571.

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En todo caso, merece la pena ver la web www.proyectofiare.com, donde se puede conocer de primera mano dónde están invertidos los recursos, cómo se analizan éticamente los proyectos, etc.