El País, 30 de junio de 2021.
En medio de grandes convulsiones, ha sido el creador del Estado moderno con una combinación de nacionalismo y capacidad de generar grandes transformaciones.
El contraste entre la paupérrima realidad china de 1949 y la actual invita al Partido Comunista (PCCh) a exhibir con orgullo un balance de gestión que, en el trazo grueso, incluso puede producir asombro. Cumplidos sus primeros 100 años de existencia y con más de setenta al frente de los destinos del país más poblado del mundo, el PCCh ha sido el gran muñidor del Estado moderno chino y artífice de un cambio sin precedentes. En el trazo fino, menos reivindicado a la hora de las conmemoraciones, cabe destacar también los ingentes sacrificios requeridos, con elevados costes humanos y de todo tipo. Desde la Larga Marcha al Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural, como también Tiananmen en 1989, la secuencia de convulsiones no debe ser obviada.