(nuso.org, Marzo – Abril 2019).
Los evangélicos se constituyeron en fuente inagotable de enigmas,
pánicos y pontificaciones y en un gran desafío para las fuerzas progresistas.
Su crecimiento pone de relieve que la secularización no funciona como un
muro capaz de anular los intercambios entre el mundo de la religión y la
política. Pero también muestra eficaces entronques teológicos con
creencias y sensibilidades populares, materializados en la «teología de la
prosperidad» y la guerra espiritual.
¿Quiénes son los evangélicos? ¿Cómo hacen para que sus iglesias crezcan?
¿Cómo impacta su expansión en la vida política en América
Latina? Estas preguntas se plantean desde mediados de 1980, cuando los
evangélicos empezaron a hacerse visibles en las grandes urbes latinoamericanas,
y se repiten con insistencia a propósito de casos como el de las últimas
elecciones en Costa Rica o Brasil, que tuvieron a los evangélicos como protagonistas
de primer orden.