Samuel Pérez Garrido
Marruecos, primavera de libertad
La Rioja, 7 de mayo de 2011.

            He tenido la oportunidad de convivir unos días en Tánger, aprovechando la Semana Santa, con ONG de Derechos Humanos para debatir distintas cuestiones de interés común entre voluntarios marroquíes y voluntarios españoles de Tareas Solidarias. Entre las cuestiones debatidas han ocupado un espacio importante los cambios que se están produciendo en las sociedades árabes, su rebelión y lucha por la democracia y la libertad.

            Hemos aprovechado la ocasión para hablar con mucha gente sobre las revueltas, entre ellas personas que participan muy activamente en el Movimiento 20 de febrero dirigido por jóvenes, y éstas son algunas de las apreciaciones personales que he sacado y que son de mi absoluta responsabilidad.

            He vuelto a revivir la sensación de la lucha antifranquista en los años 60 y 70 en España, con militantes y activistas jóvenes, entregados por completo a la causa del cambio social, sabiendo que viven una oportunidad histórica que no pueden desaprovechar y viviendo su militancia con auténtica pasión y entrega a la que dedican las 24 horas del día.

            He conocido a varios que han sufrido represión y tortura en las comisarías; que habían sido amenazados previamente, al igual que sus familias, para que no participasen en las movilizaciones. De los malos tratos recibidos, algunos tienen secuelas físicas y psicológicas, destacando su valentía y empeño en seguir en la lucha a pesar de las torturas y amenazas.

            Hemos compartido el análisis de que el régimen marroquí es una dictadura, por más que haya concedido algunos espacios de libertad obligado por la movilización social. Una dictadura en la que un pequeño grupo del círculo del rey Mohamed VI tiene el control absoluto de los resortes de poder, desde la economía (1) hasta la política y la religión, el control del gobierno y del parlamento, de los jueces, de la policía y del ejército. Donde la libertad de expresión es negada y reprimida cada día con ataques a la prensa y a los periodistas.

            El régimen ha tratado de dividir a los jóvenes del movimiento por medio de la represión y el miedo, y de dividir a la coordinadora de partidos y organizaciones que les apoyan intentando comprarles con dádivas y ventajas políticas. Hasta ahora sin ningún resultado.

            Ha tratado de separar al movimiento juvenil de la población que los apoya masivamente por medio de mentiras como: ser títeres de España, del Polisario o independentistas, de ser ateos y estar contra la religión y estar dirigidos por Al-Qaida, hasta ahora sin ningún resultado pues las movilizaciones siguen con gran éxito como las manifestaciones del 24 de abril con una gran participación como pudimos comprobar en directo.

            Los jóvenes del Movimiento 20 de febrero han denunciado también, además de una dura represión en algunas manifestaciones y de persecución de los militantes y activistas, el asesinato de varios jóvenes con total impunidad por lo que han exigido que se esclarezcan los hechos públicamente y sean castigados los culpables de estas muertes.

            Los objetivos del movimiento son claros. Consideran que todos los regímenes árabes tras la lucha anticolonial se trasformaron en dictaduras. Quieren una constitución democrática, un estado de derecho, separación de poderes, control popular de las instituciones públicas, gobierno elegido por la mayoría parlamentaria, monarquía constitucional sin el control de los poderes religiosos, políticos, económicos, policiales y militares que ostenta. Cambio en la situación social, sanidad y educación pública, derechos laborales, acabar con la pobreza, etc.

            No se fían de las propuestas de apertura del rey en el discurso del 9 de marzo, tras las movilizaciones de febrero. Ya hubo otras muchas promesas en el pasado que no se cumplieron, saben que el grupo que controla el poder se aferrará a él con fuerza y la lucha será larga. Quieren un proceso constituyente y una nueva constitución democrática que recoja todos los derechos y libertades que reclaman. Y están empeñados en seguir luchando por conseguir estos avances, dicen que es una revolución por la dignidad.

            Denuncian la actuación de nuestro Gobierno (también del Gobierno francés y de la Unión Europea) que habla y presume de su apoyo a la causa de los pueblos árabes que luchan por su libertad, pero en la práctica sigue apoyando a la monarquía marroquí por razones económicas y de control de los flujos migratorios. Con la desvergüenza de las declaraciones de la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, diciendo que las reformas en Marruecos avanzaban en buena dirección, cuando estaban estancadas en un régimen dictatorial. La posterior declaración del rey Mohamed VI en el discurso del 9 de marzo prometiendo reformas ha dejado a la ministra en muy mal lugar.

            Piden a los movimientos sociales y solidarios de Europa que denunciemos y presionemos a nuestros gobiernos para que apoyen con los hechos la causa de la libertad y la democracia y se posicionen en contra de los regímenes dictatoriales que pueblan el mundo árabe, incluido el de Marruecos.

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  1. Siger es el holding al que pertenecen todas las empresas de la familia real alauí. Juntas representan un 34% de la capitalización de la Bolsa de Casablanca (El País, 1.5.2011).

Samuel Pérez Garrido es coordinador de Tareas Solidarias.