infoLibre, 11 de mayo de 2024.
Aunque crece el acceso de los jóvenes a los estudios universitarios, sólo uno de cada diez adultos que vivían en hogares con una situación económica precaria logra tener ingresos altos.
Factores como los «apellidos», los contactos sociales o el optar a las mejores oposiciones siguen lastrando la igualdad de oportunidades y esto influye en el «pasotismo» de los jóvenes.
La expresión ascensor social se suele usar para referirse a la movilidad vertical, al cambio de una clase a otra y una pregunta sobrevuela a su alrededor: ¿se ha averiado? Hay cifras de las que se pueden extraer algunas conclusiones. Según los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) de 2023 del Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos relativos a 2022, el 24,6% de los adultos que vivía en hogares con una situación económica mala o muy mala en su adolescencia, tenía ingresos bajos en 2023; mientras que los de un 9,2% eran altos –en 2019 los porcentajes era 34,2% y 9,4%, respectivamente–. De su lado, el 16,9% de quienes eran miembros de hogares con una situación económica buena o muy buena, tuvieron que conformarse con ingresos bajos; y los del 24,3% fueron altos –en 2019, 13,2% y 30,0%–». Es decir, ese 24,6% que partía de una mala situación heredó la pobreza y se quedó atrapado en el primer quintil de renta en la edad adulta, entre el 20% con menos ingresos, donde el salario medio no llega a los 11.000 euros anuales. Si bien, es la menor cifra registrada en las últimas ediciones de la encuesta del INE e implica un descenso de casi diez puntos respecto a la anterior.