elpais.com, 03 de enero de 2019.
Lo tradicional en estas fechas es expresar el deseo de que el nuevo año deje atrás el
caos de 2018 y nos traiga nueva prosperidad. Pero mi pronóstico para 2019, y más
allá, es que seguiremos viviendo tiempos no convencionales. Pero, como ahora diré,
no están exentos de esperanza. Uno de los errores más dramáticos de los gobiernos
nacionales y supranacionales (UE), de los organismos internacionales (FMI, OCDE) y
de las élites cosmopolitas (Davos) fue su ceguera para ver que la crisis financiera de
2008 no era una crisis convencional, sino una de las grandes crisis del capitalismo y la
democracia.
Se me podría objetar que la ceguera fue general. Pero no es cierto. Hubo muchas
voces que advirtieron del peligro. Si me disculpan la autocita, en 2010 publiqué un
libro colectivo —en el que escribían economistas, filósofos, politólogos, sociólogos y
periodistas— con el título de La crisis de 2008. De la Economía a la política y más
allá. La idea era que esa crisis iba a traspasar las fronteras de la economía para poner
patas arriba nuestras democracias.