InfoLibre, 24 de febrero de 2019.
A Enrique Tarancón
El respeto a la figura ética y literaria de Machado hizo que durante muchos años,
sobre todo en la posguerra más dura, sus seguidores le llamaran don Antonio. Era una
forma discreta de identificarse con la cultura que había sido arrasada por el golpe de
Estado de 1936. Cuando la Victoria sucedió a la guerra con la soberbia de un intratable
mundo cuartelero, el recuerdo de don Antonio suponía un modo de añorar la
dignidad cívica perdida.
Conforme se iba naturalizando la vida democrática, la cultura pasó del don al tuteo.
Antonio Machado fue el poeta nacional que aportaba emociones líricas en
cualquier educación sentimental. Los cantautores, los escritores, los políticos, los
periodistas, los melancólicos y los enamorados han tenido muchas citas que llevarse a la
boca para referirse a las Españas que hielan el corazón o a los caminos que se hacen al
andar.